Desde los primeros días de julio, cuando la región extremó las medidas de cuarentena ante la propagación del virus, son varias las denuncias que a través de las redes sociales han formulado ciudadanos y hasta organizaciones ambientalistas, en contra de la detención de ciclistas y la retención de sus vehículos.
Mientras en países como Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, entre otros, el uso de la bicicleta se ha incrementado durante la pandemia por el COVID-19, en Venezuela, particularmente en el estado Aragua, esta sana práctica las autoridades la han convertido en un delito.
OMS recomienda el uso de las bicicletas
Organizaciones ambientalistas se pliegan a los reclamos por una acción que consideran absurda, pero también exhortan a las autoridades a promover el uso de este medio de transporte tan saludable.
Sembramos Todos, ONG que dirige Enrique García, fue testigo la mañana de este lunes 13, cuando al menos 12 personas con sus respectivas bicicletas fueron detenidas y llevadas en una unidad de orden público de la Policía de Aragua.
“Ciclistas son detenidos en la avenida las Delicias de Maracay, tratados como delincuentes por desplazarse en ellas hacia sus labores cotidianas. Al menos una docena es trasladada mientras ‘capturan’ a otro ciudadano que incluso lleva su tapabocas. La medida de detención y decomiso es absurda y arbitraria”, escribió el ambientalista en su cuenta en Twitter.
Gustavo Carrasquel, de la Fundación Azul Ambientalista, señaló: “El gobierno regional de Aragua ha decretado una manifiesta prohibición de uso de bicicletas en la ciudad de Maracay, donde creemos que hasta la fecha la policía del estado ha detenido a más de cien ciclistas y en la mayoría de los casos han retenido sus unidades de transporte”.
Le pedimos al gobernador del estado suspenda esta prohibición e instamos al alcalde de Maracay a promover circuitos de ciclovías y mayor apoyo al uso de la bicicleta en la ciudad”, solicitó.
Y es que en muchos países, sus respectivos gobiernos promueven el uso de la bicicleta como una posible alternativa al transporte público, con la intención de evitar las grandes concentraciones de personas y la propagación del virus.
La propia Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado 3 de junio, Día Mundial de la Bicicleta, la reconoció como un medio de transporte “sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico, que beneficia a la salud y actualmente en el contexto de la pandemia COVID-19, es el medio de transporte más seguro para evitar la transmisión”.
Por ello y por prevención ante el COVID-19, muchas personas en el mundo, ante el temor de abordar una unidad de transporte público masivo, decidieron sacar sus bicicletas, repararlas o adquirirlas.
La bicicleta rejuvenece el sistema inmune, conserva la buena salud de los músculos y ayuda a mantener niveles estables de grasa corporal y colesterol. Además, puede ralentizar los efectos del envejecimiento, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido.
Por algo la Organización Mundial de la Salud, en abril pasado, recomendó su uso, pues además de cumplir con las normas de distancia, es un medio de movilidad que estimula la actividad física.
“Siempre que sea posible, considere andar en bicicleta o caminar: esto proporciona distancia física mientras ayuda a cumplir con el requisito mínimo para la actividad física diaria, que puede ser más difícil debido al aumento del home office y el acceso limitado al deporte y otras actividades recreativas”, informó la OMS.
Pese a la pandemia, el mundo continúa y la gente necesita desplazarse de un lugar a otro, así sea en bicicleta. Menos en Aragua.